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Lo que sabemos hasta ahora sobre el plan hacendario de 5 billones de dólares de Kamala Harris

WASHINGTON — En una campaña que, en general, se ha caracterizado por su falta de detalle en materia de políticas públicas, la vicepresidenta Kamala Harris presentó esta semana su propuesta más detallada y de mayor alcance hasta la fecha:

Un aumento de impuestos de casi 5 billones de dólares a lo largo de una década.‌Esa es la cantidad de ingresos adicionales que el gobierno federal recaudaría en caso de adoptar una serie de incrementos a los impuestos propuestos por el presidente Joe Biden en primavera. Esta semana, la campaña de Harris dijo que la candidata apoyaba esos aumentos de impuestos, explicados en detalle en el plan presupuestario federal más reciente preparado por el gobierno de Biden.‌Según el plan, los impuestos de quienes ganen menos de 400.000 dólares al año no aumentarán.

En su lugar, Harris quiere aumentar de manera considerable los impuestos de los estadounidenses más ricos y de las grandes empresas. En el pasado, el Congreso rechazó muchas de estas ideas tributarias, incluso cuando los demócratas controlaban ambas cámaras.‌Aunque, en este momento, la política hacendaria es un tema secundario en una turbulenta campaña presidencial, será una cuestión política primordial en Washington el año entrante. El próximo presidente tendrá que trabajar con el Congreso para abordar la ley de recortes a los impuestos que Donald Trump promulgó en 2017.

Muchos de esos recortes expiran después de 2025, lo que significa que los impuestos de millones de estadounidenses aumentarán si los legisladores no llegan a un acuerdo el próximo año.‌A continuación, un resumen de lo que sabemos ahora, y de lo que no sabemos, acerca de las posturas de la candidata demócrata en materia de impuestos.‌

Impuestos más altos para las empresas ‌El presupuesto más reciente de la Casa Blanca incluye varias propuestas que aumentarían los impuestos a las grandes empresas. La principal de ellas es elevar la tasa del impuesto a las empresas del 21 al 28 por ciento, una medida que, según el Departamento del Tesoro, podría generar 1,3 billones de dólares de ingresos en los próximos 10 años.‌Como la vicepresidenta está a favor de los aumentos de impuestos del presupuesto de Biden, también respalda el incremento del impuesto sobre la recompra de acciones del uno al cuatro por ciento.

Los demócratas aprobaron por primera vez el impuesto sobre la recompra de acciones en 2022 como parte de la Ley de Reducción de la Inflación. La legislación también obliga a las grandes empresas a pagar impuestos por lo menos del 15 por ciento de los ingresos que declaran a los inversionistas. El objetivo del nuevo impuesto mínimo es frenar la capacidad de las empresas de utilizar deducciones y créditos fiscales para reducir su deuda tributaria hasta cero.

El presupuesto de Biden, y ahora la campaña presidencial de Harris, está a favor de aumentar ese impuesto mínimo del 15 al 21 por ciento.‌En su presupuesto, Biden también propone una revisión del modo en que se gravan en Estados Unidos los beneficios de las empresas multinacionales en el extranjero. El objetivo es que Estados Unidos cumpla un acuerdo internacional que busca impedir que las empresas se trasladen a jurisdicciones de baja tributación con la finalidad de evadir el pago de impuestos. El presupuesto de Biden aboga por aumentar y reorganizar un impuesto mínimo global.

Según el plan, el impuesto sería aplicable a los ingresos de cada país en el que opere la empresa, en lugar de sobre sus beneficios globales.

La tasa tributaria se duplicaría del 10,5 al 21 por ciento.‌El presupuesto que Harris aprobó ahora también les prohíbe a las empresas deducir la remuneración de todos los empleados que ganen más de un millón de dólares.‌

Los estadounidenses con mayores ingresos pagarían más ‌El plan tributario de la Casa Blanca aumentaría los impuestos de los estadounidenses con rentas altas por dos vías: en primer lugar, con una tasa más alta a la que pagan en la actualidad para el impuesto sobre la renta y, en segundo lugar, con una reestructuración más amplia de los impuestos sobre los beneficios de las inversiones de los contribuyentes más ricos.‌Harris elevaría la tasa marginal máxima del impuesto sobre la renta del 37 al 39,6 por ciento.

Además, aumentaría la tasa de los dos impuestos adicionales paralelos de Medicare del 3,8 al 5 por ciento para los estadounidenses que ganen más de 400.000 dólares y ampliaría la renta sujeta a una de ellas. En conjunto, las propuestas sobre Medicare y sobre la renta crearían una tasa marginal máxima del 44,6 por ciento.‌

Los estadounidenses ricos verían cambios más fundamentales en la manera de gravar los beneficios de las inversiones en acciones, bonos, bienes inmuebles y otros activos. Para los estadounidenses que ganan más de un millón de dólares al año, las ganancias de las inversiones se gravarían con la misma tasa que los ingresos ordinarios, en lugar de con las tasas más bajas que se aplican a las ganancias de capital.‌El plan hacendario de la Casa Blanca aborda lo que algunos demócratas consideran una laguna en el código tributario: el llamado incremento de la base gravable. Según la ley actual, los estadounidenses deben pagar impuestos sobre las ganancias de capital cuando venden un activo, pero no si transmiten esos activos a otra persona al momento de su muerte. Eso significa que alguien que hereda activos de un padre fallecido, por ejemplo, no tiene que pagar impuestos sobre el incremento de valor de esos activos desde su compra.

En cambio, la persona que hereda los activos tiene que pagar impuestos sobre las ganancias solo a partir del momento en que fueron heredados y únicamente una vez que se venden.‌Harris está a favor de un plan para gravar las ganancias de esos activos a la muerte del propietario original, aunque podrían aplicarse varias exenciones, incluido el caso de que el cónyuge supérstite herede los activos.

Siguen las dudas ‌El compromiso de Harris con el presupuesto de la Casa Blanca aclara mucho sobre cómo espera recaudar ingresos si gana las elecciones en noviembre. Pero incluso este detallado presupuesto de la Casa Blanca deja varias cuestiones tributarias clave sin abordar, entre ellas cómo deben tratar exactamente los demócratas la expiración de las disposiciones clave de la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos el próximo año.‌Las medidas que expiran incluyen una deducción estándar más amplia, tasas marginales de ingresos más bajas para muchos estadounidenses y una generosa deducción para los propietarios de muchas empresas cerradas.

El plan hacendario de la Casa Blanca establece que los estadounidenses que ganan menos de 400.000 dólares no deberían ver aumentos de impuestos en un acuerdo.

Eso significa que Harris quiere ampliar gran parte de la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos, el principal logro legislativo de su rival republicano.‌La prórroga de los recortes de impuestos para los estadounidenses que ganan menos de 400.000 dólares podría absorber gran parte de los aproximadamente 4 billones de dólares que costaría continuar con todas las disposiciones que expirarán.

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